Ella jamás se habría hecho esa pregunta quiebra-cabezas. Qué le importaba si había sido primero el huevo o la gallina, era solo una gallina.
Tenía al menos una certeza. Sabía que el domingo era el “día” porque el ajetreo cambiaba: el maíz no se repartía a las 6 sino a las 8, la niña salía a corretearlas a ella y a sus amigas, y cuando el sol estaba en su cenit, el grandulón, con su panza por delante, atrapaba a una de la camada.
-¡Quietica! Sin piquetearme, ¡quietica!
Ella suponía que su hermana, su prima, su mamá, habían sido liberadas de su vida de gallinero. Las envidiaba. El truco parecía estar en la talla: las gordinflonas eran las consentidas del bigotudo; eran las primeras en su lista.
Entró en dieta. Le robaba los granos a sus compañeras, visitaba los ranchos vecinos para comerse las sobras de las palomas, tomaba abundante agua con el fin de hincharse. A pesar de sus deseos, no ganaba peso, se sentía ligera, escuálida, flacuchenta al lado de las otras.
Desdichada, se embriagó con la leche del gato. Y uno de los gallos, que le hacía la corte, la consoló hasta que cantó las cinco de la madrugada.
Pasaron 21 días. De nuevo domingo. La niña intentó espantarla con el pie. Ella se sintió pesada, no tenía ánimos para aletear siquiera. Se paseó entre las tejas para darse un respiro, mientras el hombre la perseguía con la mirada. Entonces, la cogió por una pata.
-¡Está lista, por fin!
La iba a desplumar, pero se detuvo, asombrado.
-Sofi, ¿qué fue primero, el huevo o la gallina?
-Ay, Jairo, ¡esos cuentos con los que sales!
-Dime, ¿qué fue primero?
-¡Para qué! ¿Es una pregunta sobre qué vamos a comer primero?
-No, no, no. Esta gallina es muy suertuda y nosotros también. Va a tener hijos. Por ahora no podemos matarla.
La niña fue la más contenta y divertida con la gallina preñada. Le montó guardia para ver nacer sus tres hijos. Pasaron los meses, y como manda la cadena natural, crecieron, se reprodujeron y murieron -la familia de pollos, uno tras otro- devorados en la mesa del domingo.
Este relato también está disponible en audio en Souncloud, y fue profucido por Gustavo Villamizar Ortiz.
Versión libre del cuento ‘Una gallina’ de la escritora brasilera Clarice Lispector para la Especialización en Creación Narrativa de la Universidad Central.