Olinda Jirón no ve pero guía a los visitantes del centro comercial Gran Estación en el punto de información. Edwin Patiño es guardia de seguridad de ese centro en su silla de ruedas y aunque paradójicamente no toca el piso asegura tener los pies más puestos sobre la tierra que antes de su ‘accidente’.
Ellos son dos de las 70 personas en condición de discapacidad que trabajan en el centro comercial de
la calle 26 con carrera 62; dos de las 140 que se han beneficiado, en cinco años, con el programa de responsabilidad social del centro comercial Gran Estación.
“Hay que romper paradigmas”, asegura Janeth Corredor, coordinadora de dicho programa y psicóloga especialista en talento humano, quien está en silla de ruedas. Para ella es obvio lo que para algunos parece imposible: que Olinda como invidente guíe al público, que Edwin conduzca una motocicleta
o que personas en condición de discapacidad hayan ayudado a construir el centro comercial.
“Subestiman la capacidad de una persona en silla de ruedas, pero por el contrario, los guardias son
mucho más rápidos, fuertes y ágiles”, agrega Janeth.
Así, gracias a las ruedas que reemplazan sus piernas, el guardia Carlos Barrera capturó el año pasado a un hombre que pretendía llevarse un traje de Arturo Calle puesto bajo la ropa, con gancho incluido. Así también, la guardia Ángela Vargas detuvo, con otro compañero en silla de ruedas, a ladrones que hubieran escapado si ella y su amigo no hubieran rodado tras ellos. Y así Edwin tiene un punto de vista desde donde observa a quienes intentan guardar ropa en bolsas o maletas para robar, tras los vidrios de los locales.
Olinda, en el punto de información, no necesita ojos para dar direcciones. Ella tiene un mapa mental del centro y pocos descubren que no ve. “Solo se dan cuenta cuando me dicen que si por favor les ayudo a leer”, cuenta ella.
La movilidad que perdieron tras accidentes o enfermedades no los detuvo.
Reconocimientos del centro comercial
Hace un par de semanas, Gran Estación recibió de Fenalco el premio ‘Mercurio del oro al mérito cívico a la responsabilidad social’, por su trabajo al darles empleo a personas en condición de discapacidad
y a madres cabeza de hogar.
En 2011 ya había sido galardonado por la Federación Nacional de Comerciantes y por eso también obtuvo otro premio de Portafolio (2009), además de dos del International Council of Shopping Centers.
Nota publicada en el DiarioADN Bogotá, en marzo de 2012