Si usted es un aficionado a usar la ‘bici’ en la ciudad, seguramente sabrá que la capital de Dinamarca tiene un completísimo sistema de ciclorrutas y bicicarriles en donde se presentan trancones de bicicletas en hora pico.
Lo que tal vez no se ha imaginado es que el verano de Copenhague es más bien lluvioso, y que esos atascos de bicicletas se dan incluso en días negros y húmedos. La lluvia no agua la fiesta bicicletera.
Los cuasi anfibios copenhaguenses se han adaptado a las precipitaciones, ya sea con la ropa del día a día o con impermeables que realmente protegen del agua, y por eso pareciera no preocuparles llegar al trabajo con los zapatos o el pelo mojado. ¿Ecos de su pasado vikingo?
En la capital de Dinamarca llueve en promedio unos 171 días al año (en Bogotá el promedio es de 164 días, y en Madrid es de 84 días), y los meses más húmedos por lo general son julio, agosto y septiembre.
El año pasado tuve oportunidad de visitar la capital danesa en los primeros días de septiembre. Pensaba que iba preparada para la lluvia. Había empacado un pantalón y una chaqueta “impermeables” y había comprado unos tenis que supuestamente también me protegerían. No tuve suerte. Llovió el 90 por ciento de mi visita. Ni la chaqueta ni los pantalones dieron abasto con tanta agua y los zapatos ni siquiera alcanzaban a secarse de un día para otro.
Primera lección copenhaguense: si se quiere pedalear, a veces hay que resignarse a estar mojado. Alternativamente se puede invertir en unas botas pantaneras (si es que le caben en la maleta) y una buena chaqueta impermeable como la de los capitalinos. Yo me quedé con las ganas de saber dónde podía comprar una.
Los daneses no necesariamente disfrutan de esa lluviecita insistente. La dependiente de la tienda en donde alquilamos las bicicletas con mi novio nos dijo que estábamos muy bien preparados (con nuestra ropa “impermeable”) y agregó que a ellos tampoco les gustan mucho esos temporales: “No podemos hacer nada”, comentó resignada.
A pesar del agua, esta ciudad escandinava sí que es un paraíso ciclístico. Las vías son generosas: hay amplios carriles para ciclistas a lado y lado de las calles, así como en los barrios más alejados del centro, y los conductores, excepto casos muy contados, ceden el paso. Existen además puentes exclusivos para ciclistas, y centros de mecánica en donde normalmente estarían los parqueaderos de carros en los centros comerciales.
Incluso da la impresión de que nadie robara bicicletas. Se ven parqueadas como caiga a las afueras de las estaciones de metro, sin ningún candado. Son apariencias. Las ciclas tiene un seguro en la llanta trasera y se pueden dejar aparcadas solo con ese bloqueo. Nuestras humildes bicicletas alquiladas -claro que no llamaban la atención- sobrevivieron varias noches en la calle únicamente con los candados traseros, pese a que nos habían advertido que podrían ser robadas (en todo caso ni nuestro anfitrión en Copenhague echaba el cerrojo a su puerta por la noche).
A continuación, algunas recomendaciones adicionales si planea visitar Copenhague:
1. Puede alquilar bicicletas en diferentes tiendas. Nosotros usamos el servicio de Baisikeli: fueron las bicicletas más baratas que encontramos por internet y los ingresos del local van a apoyar una fundación en África. Eso sí, lleve sus propias luces si no quiere pagar por ellas. La multa por no usarlas es de 700 coronas danesas (más de 300 mil pesos colombianos, o más de 90 euros).
Otra opción es alquilar bicicletas directamente en la calle. Se ven en las aceras muchas de color naranja de la empresa Donkey Bikes (sin estaciones), pero deberá contar con una tarjeta de crédito y servicio de internet en el teléfono. También son muy populares las bicicletas públicas, que pueden funcionar como eléctricas y que tienen una tablet en el manubrio para guiarlo en su recorrido (aunque son bastante pesadas).
2. Deberá además aprender a dominar la técnica del giro a la izquierda. Consiste en cruzar la calle y alzar el brazo como un gancho: esto le indicará a los conductores que planea hacer el giro. En este vídeo podrá ver con mayor claridad a qué me refiero.
3. Una atracción icónica Copenhague es la escultura de La Sirenita inspirada en el cuento de Hans Christian Andersen. Grandes grupos de turistas la frecuentan para tomarse selfies. Existe una segunda sirenita menos popular en la zona que vale igualmente la visita: la genéticamente modificada.
4. Y ya que con la ‘bici’ puede recorrer la ciudad sin afanes, no se pierda tampoco la Ciudad libre de Christiania, un barrio donde se permite la venta y consumo público de marihuana y hachís. La ciclorruta lo llevará alrededor del río, y podría tener la oportunidad de ver pájaros bajo el efecto del hachís con los ojos como platos.