En Breslavia, mi ciudad, no hay ciclopaseos semanales como en Bogotá, pero sí un clima muy cambiante en los últimos días: lluvia, sol, granizo, agua-nieve y un viento que puede alcanzar los 60 kilómetros por hora.
Ayer, por ejemplo, esta ciudad replicó los hábitos del clima bogotano: hubo un aguacero a las dos de la tarde con una pequeña granizada y a los diez minutos se asomó el sol. Sin embargo, los vientos no son similares a los ‘eleva-cometas’ de nuestro agosto; aquí son más fuertes, pueden doblar semáforos y derribar árboles y pilares de cemento de dos metros.
Cuando ventea parece como si el vendaval arrastrara a las vías de los ciclistas los restos de un naufragio. Por eso si en las ciclorrutas se debe tener cuidado de no perder el equilibrio entre ramas rotas, o hay que cuidarse de no volar empujado por las ráfagas. A mí la ventisca casi me tumba en la tarde de ayer.
Los ciclistas le dimos la bienvenida a la primavera hace dos sábados en un ciclopaseo organizado por la Masa crítica de Breslavia. La policía nos cerró calles y nos cedió el paso a unas 200 personas ante la mirada aburrida o curiosa de conductores y peatones. Para despedir el invierno se lanzó al agua del río Oława a Marzanna, una muñeca de trapo con la que se ahogan los días fríos y cortos en Polonia tradicionalmente. ¿Le disgustaría a la diosa eslava Marzanna nuestro homenaje a dos ruedas y por eso la temperatura no sube?
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Mientras en Francia incentivan a ir en ‘bici’ al trabajo con 0,25 euros por kilómetro recorrido (unos 700 pesos colombianos), en Breslavia también hay pequeños estímulos para los ciclistas en los ciclopaseos: a veces regalan pizza o hacen mantenimiento mecánico sin costo para la cicla. En otras jornadas se nos premia con un desayuno para el camino: café y algún bizcocho, y en un par de cafeterías callejeras nos hacen descuento si compramos bebidas calientes. ¡Ojalá en Bogotá también se recompensara de este modo a quienes pedalean!
Además la Policía trabaja con los ciclistas: en eventos masivos registran las bicicletas en su base de datos, las marcan con un sticker y tinta invisible y entregan una tarjeta de propiedad para prevenir robos; algo parecido al Biciregistro en Colombia, pero con acompañamiento gubernamental.
Nota publicada el 31 de marzo de 2015 en el (desaparecido) blog Yo prefiero la ‘bici’ de ADN