En la Facatativá de comienzos de los sesenta, los niños compraban cuentos por centavos y alquilaban bicicletas en locales improvisados para dar sus primeros pedalazos. Mi papá recuerda esos lugares de su infancia como bicicleterías o cuenterías.
“Había ciclas panaderas de un solo tamaño. Si uno era pequeño tocaba montarse en el andén y ahí botarse a un lado y otro, sin perder el equilibrio. Cuando uno podía sentarse y apoyar los pies en los pedales eso era un gran triunfo; si no, uno se iba al piso y quedaba con el orgullo lastimado”, relata.
Cincuenta años más tarde, una idea similar a la de las bicicleterías -en su versión para adultos y mejorada- rueda por Londres en un bus negro de dos pisos que se roba miradas conforme avanza en el tráfico con su letrero de ‘Bicycle library’.
¿Cómo funciona una biblioteca de bicicletas?, me pregunté al ver el bus en movimiento, con ciclas amarillas pintadas en las ventanas. Caitlin Hudson, que trabaja allí, aclaró la duda una mañana de diciembre: “Queremos ayudar a las personas a encontrar la ‘bici’ perfecta. Hoy día, si quieres comprar una bicicleta vas a una tienda deportiva. Pero tú no quieres una cicla solo para hacer deporte, tu quieres enamorarte de ella, que sea tu estilo de vida”.
La ‘bici-biblioteca’ ambulante se parquea en distintas bahías o eventos de Londres, de acuerdo con el calendario, y allí Karta Healy, su creador, y Caitlin, prestan bicis’ de siete estilos distintos o invitan a tomar un té mientras se lee un libro o una revista. El bus estuvo muy cerca del corazón de los Juegos Olímpicos, en Hackney Wick, el verano pasado, y durante el invierno permaneció en el sur-occidente de la ciudad.
Con este proyecto, Karta promociona además su trabajo de diseñador industrial ‘ecológico’. En el primer piso exhibe carteras elaboradas con tela de paracaídas, así como camisetas con tejido de bambú y soya o trajes reflectivos hechos a la medida. “Muchos dudan de usar la ‘bici’ porque no quieren cambiar su guardarropa o porque no quieren llegar sudados al trabajo. Por eso Karta creo su línea de ropa con fibras naturales, para que el cuerpo pueda respirar”, añade Caitlin.
Como con las bicicleterías de mi papá, la nostalgia también está presente en este bus-biblioteca, que data de 1980, pues muchos dicen que se parece a su bus de colegio.
@ginnygranger
Nota publicada en el blog Yo prefiero la ‘bici’ de ADN y también en la versión impresa del diario en la columna A dos ruedas en febrero de 2013