Cargados de mal humor, conductores y peatones recorren Bogotá. ‘Primero yo y segundo yo’ es la premisa que mueve a casi todos los actores de la vía: ciclistas, motociclistas y conductores de bus o taxi.
El peatón, el eslabón más ‘débil’ en la pirámide de los actores viales, muchas veces le cede el paso al ‘fuerte’, para no poner en riesgo su vida. O a veces es el ciclista el que cede en los cruces viales. Supuestamente esa forma de pensar cambiará con esta nueva Administración, en la que el peatón y el ciclista serán prioridad. ¡Ojalá!
Pero mientras eso sucede, ¿por qué no bajarle al afán y a la agresividad mientras nos movemos por la ciudad? ¿Por qué no cedemos el paso? ¿Perderemos importantes segundos de nuestro tiempo? ¿Por qué somos tan atravesados? En las intersecciones de Europa los carros se detienen para que el peatón pase –por mucho afán que tenga el conductor–; en Inglaterra el ciclista puede ser multado si pedalea encima de las aceras peatonales. Claro, Bogotá no es Europa, pero podría mejorar en el trato hacia sus ciudadanos.
El jueves pasado, en una de esas escenas de‘yo voy primero y tengo afán’, uno de los diseñadores de este diario fue arrollado en su bicicleta por un motociclista en la entrada a Modelia, hacia las 9:30 p.m..
“Yo iba por la derecha, pero la moto estaba ‘culebreando’ entre los carros y me atropelló. Terminé en la acera”, cuenta el afectado, quien fue ayudado por el conductor de un automóvil y no sufrió heridas mayores. El motociclista, en su perpetuo afán, se fugó.
Nota publicada en Diario ADN Colombia en mayo de 2012