Ha pasado casi una semana desde que se inauguraron los puentes de la calle 100 con 15, en el norte de Bogotá, pero la congestión vehicular, en las ‘horas pico’, no parece haberse resuelto con esta obra, de 37 mil millones de pesos, pagada por los ciudadanos mediante valorización.
Al menos, así lo manifiestan conductores y residentes de El Chicó, luego de que el lunes pasado entraran en funcionamiento las estructuras. “Desde mi ventana veo el cuello de botella: trasladaron el trancón a la 19”, dijo Nicolás Samper.
Según los expertos en movilidad Jaime Garzón y Fernando Rey, el trancón en la calle 100, pese a los puentes, obedece a los semáforos cercanos, así como al desorden a la hora de recoger y dejar pasajeros por parte de los conductores de buses. “¿Qué ganamos con agilizar el tráfico si tres cuadras más arriba -en las carreras 11 y 19 con calle 100- hay un semáforo que detiene a los carros cuando cambia a rojo?”, se preguntó Jaime Garzón, ingeniero.
Además, aún faltan obras anexas, como la ampliación de la carrera 11. En ese punto se está a la espera de que el Ministerio de Defensa entregue los predios del cantón Norte al IDU, que conectarían la 11 con el puente de la calle 109 con 9a. “Los puentes de la calle 100 son hoy una solución, pero será parcial mientras no se realicen otras obras cruciales en la zona y que son muy importantes”, añadió Rey.
Pese a este descontento ciudadano, la Secretaría de Movilidad advierte que ya hay una mejora en el flujo vehicular. La entidad dice que se ha “desviado una parte del tráfico para que use los puentes” y no tome la glorieta, como venía ocurriendo, según Ayda Lucy Ospina, directora de Control y Vigilancia de Movilidad. Según ella, el caos se debe a adecuaciones en marcha. “Hay que reubicar semáforos y se deben suprimir unos giros. Esa es la tarea en la que estamos ahora”, explicó.
Ayer, la Secretaría de Movilidad informó que ya estableció cambios en los semáforos de la zona y dichas modificaciones serán informadas por personal de la ‘Ola Naranja’ y la Policía de Tránsito.
De ahora en adelante, y para diluir la congestión, los peatones que paran los buses debajo de la glorieta y los autobuses que recogen a pasajeros allí deberán cambiar su rutina de manera obligatoria. De lo contrario, pese a los puentes, el caos en la 100 con 15 seguirá siendo el mismo.
Nota publicada el 5 de junio de 2011 en El Tiempo.