El Ecce Homo restaurado, que se viralizó hace tres años por su monstruosidad, celebró su aniversario el pasado 21 de agosto en la capilla donde fue engendrado, en Borja (España).
Aunque no debería hablar de restauración sino de “repinte”, término de la firma de conservación que estudió, por órdenes del Ayuntamiento de Borja, el daño de la obra original después de que Cecilia Giménez, a sus 80 y tantos, decidiera salvar a la pintura mural de la sal y la humedad.
Unas 130 mil personas han visitado al Ecce Homo de Borja en estos tres años en el Santuario de la Misericordia, en un edificio del siglo XVI. La prueba son los cientos de papelitos blancos clavados por los visitantes en mapas a lo largo del vestíbulo de la capilla, con nombre, fecha y ciudad de procedencia. De acuerdo a los mapamundis, hay seguidores de la fallida restauración en América Latina, España y Europa.
¿Por qué el éxito? “Pienso que no tuvieron miedo de exhibir la pintura, ni se avergonzaron de ella. Simplemente decidieron divertirse”, dice un joven asombrado con el número de personas atraídas por el emborronado monigote.
Cecilia, a quien el pueblo le debe su actual popularidad y hasta economía, ha dicho varias veces que su restauración está inacabada. Por eso al admirar su Ecce Homo deforme en esta pequeña capilla enclavada en una montaña, es imposible no preguntarse si se instaló un vidrio sobre la obra para evitar que la mujer culminara el trabajo, o si más bien algún visitante intentó intervenirlo.
Otras pinturas de esta iglesia arrojan pistas de por qué Cecilia decidió darle pequeños retoques al mural: o es difícil distinguir qué escenas fueron retratadas en algunas -están casi negras-, o el color se ha ido descascarando. Quizás uno de los cuadros más modernos sea un Ecce Homo bordado en punto de cruz, quién sabe si como remplazo de su predecesor.
Con motivo del tercer aniversario del ‘repinte’, y para seguir atrayendo turistas con este ‘boom’, el ayuntamiento declaró que inaugurará en la Semana Santa del 2016 un Centro de interpretación contiguo a la capilla con recortes de prensa, correos electrónicos, e incluso camisetas y pocillos con la famosa imagen. Ya hay carteles con datos históricos en el santuario, así como un pendón gracioso que orienta a los visitantes primerizos en la pared exterior frente a la plaza.
También en las tiendas de Borja y en ciudades cercanas como Tarazona, se siente el efecto del ahora meme. Allí dos compañías de la zona que elaboran vinos, Bodegas Aragonesas y Bodegas Ruberte, distribuyen productos alusivos a Cecilia y su obra: mientras la primera adquirió los derechos para bautizar a una de sus selecciones como Ecce Homo, su par produjo un vino con la imagen viral y otro cuya etiqueta es copia de una obra original de Cecilia Giménez. Yo, sin ser enóloga, me atrevería a decir que el de Bogedas Aragonesas le hace honor al espíritu y posterior efecto del repinte: aunque el sabor inicial es un poco ácido, luego mejora. ¿O será mi imaginación?
Diversos artistas también han querido subirse a la inesperada ola del éxito del Ecce Homo. En 2014, por ejemplo, el zaragozano Ángel Petisme le cantó al ‘repinte’ y a su creadora, y subió un video a Youtube con Cecilia como protagonista. “Soy tu Ecce Homo, un freak de tomo y lomo, la oscura criatura del amor/ haz de mi cariño una obra de arte o date maña y tino en destrozarme (…)”, dice la canción.
Y como si fuera poco, en Colorado, Estados Unidos, se estrenará la ópera cómica ‘Behold the man’ (“He aquí el hombre”, traducción de Ecce Homo) el próximo año; y ya se habla de llevarla en 2017 a Borja. En la obra, Cecilia sueña que, mientras ora arrodillada, Dios le encomienda restaurar el Ecce Homo de Elías García Martínez, pintado en 1930. “Me pidió que restaurara el fresco (…), que no me preocupara por el pelo (…)”, canta el personaje de Cecilia en la primera escena, a lo que su hermana Beatriz responde:”Necesitas permiso (…) y con tu deteriorada vista, ¿crees que podrás hacer bien ese trabajo?…” (en este enlace puede ver fragmentos del ensayo de la ópera, en inglés).
Si usted vive o está en España y quiere visitar la pintura arruinada, es fácil llegar hasta Borja desde alguna ciudad cercana como Tarazona o Zaragoza. Aunque tenga en cuenta que si viaja en bus tendrá que caminar cinco kilómetros (o echar dedo) desde la parada de bus. Si va en carro puede visitar el santuario, y a unos 20 kilómetros del Ecce Homo, el solitario monasterio Veruela (del siglo XII) donde vivió el escritor Gustavo Adolfo Bécquer en 1864.
Nota publicada en la revista Shock el 31 de agosto de 2015